lunes, 3 de enero de 2011

LA AUTOEVALUACIÓN: UNA ESTRATEGIA DOCENTE PARA EL CAMBIO DE VALORES EDUCATIVOS EN EL AULA. Antonio Fraile Aranda (España)

Fecha de recepción: 08/10/2009 - Aceptación del trabajo: 11/11/2009


Introducción

La autoevaluación surge como una de las propuestas innovadoras acorde a unos valores democráticos que exige de un alto grado de confianza del profesor y de responsabilidad del estudiante, así como de establecer unos criterios diseñados y negociados conjuntamente con ellos.

Desde el modelo educativo tradicional, el profesor asume el papel de transmisor de un conocimiento, que posteriormente es comprobado y evaluado de forma objetiva, a través de las clásicas pruebas de examen. Con este proceso tradicional se trata de ajustar el sistema educativo a la cultura de la verdad (positivismo), estableciendo un control estricto de ese conocimiento, de la moral y de los valores, a través de un currículo y exámenes centralizados.

Como alternativa a ese modelo tradicional, la autoevaluación en la formación del profesorado se justifica en que un estudiante debe aprender a ser autónomo, siendo el docente facilitador de ese proceso. Con ello también se favorece el desarrollo de valores educativos como son: la honradez, la dignidad y la formación de personas críticas (López Pastor, 1999); (Fraile, 2003).

Llevando este proceso a la práctica, de cara a que los estudiantes pierdan el miedo a autoevaluarse, cada uno de ellos debe definir sus criterios para poder valorar y luego calificar sobre cómo evolucionan sus conocimientos (pruebas de autocontrol), procedimientos (redacción de informes) y actitudes (participación en clase y respeto hacia los compañeros). Asimismo, se valorará cómo superan las dificultades de aprendizaje, cómo han modificado sus estrategias para aprender, etc. No obstante, este proceso de autoevaluación parte de los compromisos que cada uno de los estudiantes se propone conseguir al comienzo del curso, y la calificación final vendrá al valorar el cumplimiento de esos compromisos.

Para evitar que la autoevaluación genere entre los estudiantes desconfianza e inseguridad, debemos ayudarles a potenciar sus capacidades intrapersonales (autoconocimiento, autocontrol, autoestima, etc.). Los docentes debemos ofrecerles confianza en esa nueva tarea (como una forma de enseñarles a hacer uso de su libertad). Sólo si el futuro docente vive esa experiencia de libertad y responsabilidad, podrán actuar de forma digna con sus alumnos cuando ellos actúen como docentes. También el profesor debe tener plena confianza en los estudiantes, haciéndoles ver a los estudiantes que el posible engaño repercutiría claramente en esa pérdida de confianza que le presta el profesor y en la pérdida de su autoestima personal.

1.- Marco teórico

Según reconocen algunos de nuestros estudiantes, a lo largo de su trayectoria escolar han ido aprendiendo a que sólo les importe la nota final, que se reduce a alcanzar el aprobado o evitar ser suspendido, y no lo que en realidad ha formado parte de su aprendizaje. Estudiantes que sólo tienden a aprender aquello que será evaluable. A esto hemos de unirle el hecho de que si un alumno suspende de forma habitual se le termina colocando el cartel de fracaso escolar, basándose en unas calificaciones que poco tienen que ver con el proceso que se ha llevado a cabo o la calidad de los conocimientos adquiridos. Eso sin considerar que las pruebas de evaluación solamente se centran en aspectos puramente memorísticos, una de las capacidades a desarrollar entre los estudiantes, pero no la única.

La evaluación en escasas ocasiones es entendida como un proceso basado en recoger y analizar información de forma sistemática (limitándose a las fases finales del curso), que nos permite formular juicios, relativos al alumno, al programa, al propio profesorado (ya que sólo se dirige hacia los alumnos cómo sujetos a examinar). Por tanto, históricamente, desde un modelo de enseñanza academicista, se ha venido vinculando la evaluación, como la valoración del aprendizaje del alumnado, olvidando que los docentes además de su programa de enseñanza, también debe revisar su propia labor como docentes.

Así, según recoge López (2004), la evaluación constituye uno de los elementos más importantes y controvertidos de la Educación. Es una especie de “Encrucijada Didáctica” que afecta, condiciona y refleja el resto de aspectos didácticos que aparecen en cualquier proceso educativo (objetivos, contenidos, metodología, actividades, temporalización, recursos...), hasta el punto de que en muchas prácticas educativas suele ser cierta la frase: “dime como evalúas y te diré como enseñas”. A partir de esta revisión de algunas cuestiones vinculadas con la evaluación pasaremos a presentar algunos conceptos vinculados con la autoevaluación:

Autoevaluación: Es la evaluación que una persona realiza sobre sí misma o sobre un proceso y/o resultado personal. En educación (y especialmente en educación física), la mayoría de las veces que se utiliza este término es para referirse a la autoevaluación del alumnado. Pero no debemos olvidar que el profesorado también puede y debe autoevaluarse.

Coevaluación: Se utiliza para referirse a la evaluación entre pares, entre iguales; y una vez más, suele limitarse a la evaluación entre alumnos.

Calificación dialogada”: Es una consecuencia lógica y coherente de un proceso de evaluación compartida en un sistema educativo que administra dichos procesos a través de calificaciones.

Evaluación democrática”: Este concepto sirve para recordar que la práctica de la evaluación tiene unas fuertes implicaciones éticas, más que técnicas, pues la mayoría de las cuestiones que plantea están fuertemente relacionadas con el uso del poder.

La autoevaluación surge como una de las propuestas innovadoras de acuerdo a unos valores democráticos, buscando que el alumno se responsabilice de su desarrollo y resultado. El uso de la autoevaluación exige un alto grado de confianza del profesor hacia el alumno, lo que no exime de establecer unos criterios diseñados y negociados conjuntamente con ellos. Las razones que justifican la presencia de la autoevaluación son que un alumno debe desarrollar su autonomía y responsabilidad, destacando la labor del docente como facilitador de ese proceso. Con ello también se favorece el desarrollo de valores educativos como son: la autonomía de aprendizaje, la honradez, la dignidad, el análisis crítico y la formación de personas responsables (López Pastor, 1999); (Fraile, 2003).

Son ya más habituales las propuestas y experiencias sobre el desarrollo de procesos de autoevaluación en la formación del profesorado de Educación Física. En trabajos de (López y Rueda, 1995) se explicaban las razones pedagógicas y formativas por las que se llevaban a cabo los procesos de autoevaluación, calificación y evaluación en la formación inicial del profesorado. En posteriores trabajos (López et al., 1996, 1997, 1999) ha ido completando estos planteamientos y propuestas prácticas, relacionándolos con otras temáticas comunes como la negociación curricular y el avance hacía procesos educativos democráticos, también en la formación del profesorado. En esta misma línea de desarrollo práctico aparecen las propuestas de (Pascual, 2000; Fraile, 1999, 2002;...).

Para concluir hemos de reconocer que la autoevaluación no es ni infalible ni aplicable a todo el mundo. Partiendo de esto nos fijaríamos en unos principios: dignidad, democracia, auto regulación y auto determinación. Estos principios no son fenómenos naturales ni capacidades innatas, y por tanto deben desarrollarse a través de un proceso educativo coherente. No obstante, aplicar la auto evaluación no es fácil, ya que existen unos mitos relacionados con la prácticas de evaluación tradicional (el alumno tiende a sobrevalorar sus resultados, los alumnos ponen su listón en razón a cómo se autocalifican los demás, es preferible comenzar por una alta nota ya que luego el profesor se encargará de ajustarla, etc.). Todos estos comentarios se oyen cada día en los pasillos de nuestras facultades, aunque luego cuando se les pregunta individualmente nadie les reconoce.

Otra de las cuestiones que deben ir cambiando, si apostamos por una relación profesor alumno más democrática, es eliminar las relaciones de poder que se establecen habitualmente desde una perspectiva academicista. Para ello será imprescindible caminar hacia procedimientos de enseñanza que faciliten la auto evaluación como un ejercicio de responsabilidad y de toma de decisiones autónoma del alumno, y de trato digno y de confianza del profesor hacia el alumno.

2.- El contexto en donde se desarrollan la(s) asignatura(s):

Las asignaturas en donde se lleva a cabo la experiencia de estudio relativa a la autoevaluación se sitúan en el segundo curso del Magisterio de la especialidad de Educación Física de la Universidad de Valladolid. Una de las asignaturas es la troncal “Educación Física y su Didáctica II”, la cual tiene 8 créditos, dos de ellos teóricos y el resto prácticos. La otra asignatura es la obligatoria “Educación Física en Primaria”, la cual tiene 6 créditos, dos de ellos teóricos y el resto prácticos.

A pesar de ser dos asignaturas diferenciadas, en el desarrollo del temario en clase se toman como una sola asignatura, ya que no se diferencian una de otra. Lo mismo sucede a la hora de evaluar al alumnado, donde normalmente (salvo en algunas ocasiones en donde se llegaba a una negociación entre profesor y alumnado optando por una calificación media) se obtiene la misma calificación en ambas asignaturas. Para llevar a cabo este seguimiento de los estudiantes, cuento con la ayuda de un observador externo (en algunas ocasiones un maestro en periodo de año sabático, maestros especialistas de Educación Física que habían finalizado sus estudios en el curso anterior y que por tanto habían sido estudiantes de estas materias).

Por último, el número de alumnos que están matriculados en estas asignaturas suele ser de una media de cuarenta alumnos por año, con una asistencia media entre el 80-85% por día de clase. Aunque la asistencia a clase no se la considera como obligatoria, sin embargo, sí aparece como uno de los compromisos habituales entre todos los estudiantes, ya que se les insiste en la importancia que tiene para el buen funcionamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje el poder participar dentro en esta actividad colaborativa que se genera en clase a través de los debates grupales.

Desarrollo del proceso

Para comenzar hay que decir que uno de los compromisos que ha adquirido el profesor al principio del curso con sus alumnos, es el de llevar a cabo la autoevaluación, sin que éste (el profesor) imponga su criterio a la hora de valorar y calificar su actuación (la del alumno) a lo largo del curso. Para entender el proceso realizado en clase es necesario conocer sus actividades, así como su organización; para después revisar los pasos que éstos deben dar hasta llegar a valorar su propia actuación (como procedimiento de autoevaluación que se desarrolla durante el curso y que concluye en el momento que cada alumno llega a concretar y definir su calificación final). Es importante mencionar que la negociación profesor-alumno y la posibilidad de que el alumnado actúe de una forma responsable y autónoma es fundamental a la hora de llevar a cabo esta actividad docente.

De cara a que el alumnado pueda autoevaluarse, cada uno de ellos deberá tomar nota de qué forma evolucionan sus ideas recogidas en sus informes personales: cómo van superando las dificultades de aprendizaje, cómo han modificado sus estrategias para aprender, etc. No obstante, este proceso de autoevaluación tiene una relación muy directa con los compromisos que inicialmente cada uno de los estudiantes se ha propuesto conseguir, y la calificación final vendrá al comprobar el cumplimiento de esos compromisos.

Actividades que se realizan

También es preciso destacar que el desarrollo de las clases se apoya en la organización del trabajo colaborativo por parte de los alumnos, donde el profesor se convierte en un facilitador del aprendizaje con el objetivo de poder guiar esa adquisición de conocimientos, ya sean adquiridos por el trabajo realizado por el alumno de manera individual o colectiva, o través de las aportaciones que puedan realizar el resto de compañeros al trabajo inicial.

En un primer momento se ha establecido un acuerdo, a través de la negociación entre el profesor y el alumnado, sobre los temas a tratar a lo largo del curso; y se ha organizado la clase en grupos. Cada grupo se hará cargo de dirigir y guiar durante un periodo aproximado de seis sesiones (12 horas aproximadamente), el desarrollo de aprendizaje de un tema. En este desarrollo la mayoría de grupos han seguido la siguiente dinámica:

Preguntas previas: preguntas relacionadas sobre el tema que se va a tratar, antes de haber realizado cualquier actividad relacionada con el tema, para conocer el nivel de la clase sobre dicho tema.

Lectura de artículos: El grupo encargado de guiar el aprendizaje de ese tema, deja una serie de artículos para que los lea el resto de compañeros. Se trata de unos artículos que han sido buscados por el grupo, o han sido propuestos por el profesor.

Ideas principales: tras la lectura de los artículos, se saca una serie de ideas claves sobre el tema, las cuales se ponen en público. Esto se suele realizar mediante grupos, incluso se hacen debates con todo el alumnado para sacar no solo las ideas del texto, sino otras aportaciones de carácter personal, conclusiones, etc.

Mapa conceptual: elaboración de un mapa conceptual sobre el tema específico, que ha de ubicarse en un macromapa que contiene todo lo trabajado a lo largo de los otros temas del curso.

Preguntas: una serie de cuestiones que el alumnado se plantea antes de comenzar el Practicum (la mayoría de preguntas son de carácter práctico), que en la segunda parte del curso (tras el Practicum) han de contestarse.

Aplicaciones didácticas: aplicaciones para llevar a cabo algún fin relacionado con cada tema (contextualizándolo en Primaria)

Glosario: definición de diferentes términos que han aparecido a lo largo de la elaboración del tema

Elaboración de informes individuales o en pequeños grupos (máximo tríos): en los informes se pondrán algunos de los apartados antes mencionados, ideas previas, ideas principales, mapa conceptual, preguntas, aplicaciones y glosario. Estos informes serán entregados al grupo encargado de guiar el proceso de aprendizaje del tema, y realizarán un macroinforme inicial, donde se introducirán esos mismos apartados, pero mucho más elaborados, introduciendo aportaciones de diferentes informes individuales (o en pequeños grupos). Este macroinforme será reformulado a lo largo del curso, añadiendo nueva información o aportaciones a cada tema, así como contestadas las preguntas que aparecen en él (que serán contestadas tras el Practicum). Estos macroinformes formarán lo que en otras asignaturas serían el conjunto de apuntes donde se reúnen todos los conocimientos adquiridos. Cada grupo responsable de un tema, deberá de realizar una presentación del tema al finalizar el curso al resto de compañeros, usando medios audiovisuales como vídeos, powerpoint, fotos, etc.

Lo mencionado hasta ahora es una síntesis de las actividades que se han ido realizando a lo largo del curso, y cómo se ha ido organizando la clase en esas actividades. Ahora, trataremos de explicar cómo se lleva a cabo el proceso de autoevaluación. Hay que mencionar que al principio del curso, cada alumno realizó una serie de compromisos con la asignatura; como puede ser la asistencia a clase, participación, lectura de todos los artículos, colaboración en el trabajo con los compañeros, elaboración del cuaderno del campo al día, respeto, adquirir nuevos conocimientos…, esta serie de compromisos son personales. En la experiencia de varios años realizando este proceso de evaluación, los alumnos suelen especificar los siguientes apartados para evaluar:

Aspecto a evaluar

Observaciones

1. Asistencia

A veces van juntos

2. Puntualidad

3. Participación

4. Respeto

5. Leer los artículos

6. Tener el cuaderno de campo al día

7. Trabajar correctamente con los grupos

8. Cuaderno de campo

9. Conocimientos adquiridos

Todos estos aspectos a evaluar tienen pendiente la necesidad de saber qué valor se concede a cada uno de ellos y que será objeto de negociación con toda la clase, para llegar a un acuerdo común. Los siete primeros aspectos son valorados personalmente por cada alumno, poniéndose él mismo su propia calificación.

Al concluir el curso, se realizarán unas entrevistas/tutorías donde cada alumno, tras la presentación de un informe de autoevaluación, deberá justificar la calificación que se pone a sí mismo, justificando la valoración que se pone en cada aspecto a evaluar. El profesor compara lo presentado con sus anotaciones, si hay acuerdo, la tutoría concluye ahí, si no existe acuerdo, el profesor dará sus argumentos intentando hacer ver al alumno cuales son los aspectos en los que no esta de acuerdo, y por los que no considera justa esa calificación; si aún así el alumno insiste en que permanezca su nota sobre la que propone el profesor; el profesor mantiene el compromiso de la autoevaluación respetando las nota del alumno.

Tras estas tutorías, todos los alumnos se reúnen en una Asamblea donde cada alumno justifica a sus compañeros la nota que se ha puesto, sucediendo algo similar a lo que sucede con el profesor; si algún compañero no esta de acuerdo presenta sus argumentos ante todos y si todos están de acuerdo lo mencionan. En caso de haber distintas opiniones y no llegar a un acuerdo, el profesor sigue manteniendo la autoevaluación, respetando la nota que cada alumno se ha puesto a sí mismo.

Pautas para la revisión de los compromisos cumplidos

A continuación presentaremos algunos criterios para ayudar a cómo cada estudiante puede llegar a valorar sus aprendizajes en cada uno de los aspectos tratados:

Valoración de los aspectos cognitivos:

Cada estudiante valorará la evolución de su aprendizaje desde el conocimiento previo hasta los adquiridos al finalizar cada uno de los temas del curso.

Después de cada informe se realizará una prueba de control de conocimientos. Habrá preguntas que podrán contestar con la ayuda de los cuadernos de campo y otras que tienen un carácter más memorístico. Cada una de las pruebas será evaluada y calificada por los propios alumnos a partir de las respuestas que lleguen a consensuar como válidas por el conjunto de la clase.

Los estudiantes tendrán un conocimiento de la valoración que hacen de su aprendizaje el profesor y sus compañeros (heteroevaluación), después de que hayan revisado sus informes. En el trabajo grupal se asignará una calificación global para que luego sea repartida, de forma consensuada, según los méritos de cada uno del grupo. También puede haber un reparto por igual entre todos.

Valoración de los aspectos procedimentales:

Cada estudiante valorará su cuaderno de campo y los informes que realizan otros compañeros (heteroevaluación), considerando de forma negociada los siguientes criterios de valoración:

- Aspectos relativos a una buena presentación.

- Claridad en la redacción y ausencia de faltas ortográficas.

- Recoge las ideas principales debatidas en clase.

- Aporta nuevas ideas y argumentos después de leer los informes personales.

- Cuestiona y completa las ideas debatidas durante la clase.

- Expresa su visión particular del tema (revisión emocional).

- Construye nuevos mapas, cuadros o esquemas en donde se sintetiza la información más relevante de cada uno de los temas tratados.

- Busca diferentes aplicaciones didácticas a las ideas recogidas anteriormente.

- Genera nuevas preguntas que permita dar continuidad al ciclo de conocimientos.

Valoración de los aspectos actitudinales:

Cada estudiante valorará su nivel de asistencia a lo largo del curso, teniendo como referencia la asistencia obligada al 80% total de horas de clase.

Valorará su nivel de puntualidad (el referente son los 5´ de cortesía).

Valorará su nivel de atención y respeto hacia el resto de compañeros.

Valorará su participación en los debates y discusiones de pequeño y gran grupo. Distinguir entre la cantidad de participaciones y la calidad de las mismas. La valoración de sus compañeros sobre su participación será un criterio a considerar.

Valorará su disposición a tomar iniciativas dentro del grupo, con objeto de avanzar en los debates. Así como las ayudas que realiza al resto de compañeros.

Por último, destacaré la importancia que esta experiencia está teniendo para favorecer una participación más democrática y responsable entre el alumnado. A pesar de la dificultad que representa llevar a cabo esta forma de evaluar. No obstante, también la evaluación tradicional genera grandes problemas entre el profesorado ya que en muchas ocasiones no se utilizan los criterios o los instrumentos más adecuados para obtener una calificación justa.

Por tanto, adoptamos este criterio de autoevaluación justificado en que representa primar el tratamiento digno y de respeto hacia el alumno, desde una pedagogía crítica en la acción, dejando que cada uno vaya adquiriendo con ello un compromiso responsable con su trabajo y sus resultados. Para concluir, quiero recoger el comentario realizado por un estudiante de E.F. relativo a este tema: “si queremos que nuestros futuros alumnos o alumnas lleguen a ser capaces de autoevaluarse de una manera justa y responsable, debemos conocer dicho proceso desde la práctica para después educar en la justicia y en la igualdad de oportunidades, que les ayude a tomar decisiones basadas en esos principios, mientras tanto resulta complejo seguir esta forma de evaluar”.

3.- El alumnado ante la autoevaluación

Para concluir este trabajo nos planteamos la necesidad de conocer de qué forma los estudiantes vienen asimilando el concepto de autoevaluación, qué finalidades consideran que cumple dentro de la actividad docente y de forma más concreta en su formación, cuáles son los principios que deben apoyar su desarrollo, cómo entienden que debe desarrollarse para hacer efectiva dicha práctica y, por último, cuáles consideran que son sus ventajas e inconvenientes respecto a los profesores y a ellos mismo como estudiantes.

Con objeto de responder a estas cuestiones se les pasa un cuestionario de tipo abierto en donde se recogen preguntas relativas a estos aspectos vinculados con la autoevaluación. Sus respuestas debían ir dirigidas en relación al contexto educativo en el que vienen formándose (estudiantes de en segundo curso de la especialidad de educación física), teniendo en cuenta que ellos vienen participando como sujetos activos en dicho proceso y por tanto responden según la valoración que ellos consideran les merece este tipo de estrategia docente, en el ámbito universitario.

Por último, para atender a estas preguntas se les dio la oportunidad de hacer uso del material que venimos trabajando en clase y por tanto, en ocasiones, se apoyan en autores o en comentarios expresados en clase, aunque no hacen mención explícita de ello.

3.1.- Cómo definen la autoevaluación.-

  • Método por el cual los alumnos se evalúan a sí mismos.
  • Proceso por el cual el alumno reúne información para comprobar si ha cumplido con unos objetivos previamente marcados.
  • Proceso de evaluación del alumno sobre sí mismo desde unos baremos establecidos de forma negociada o consensuada junto al profesor.
  • Proceso a través del cual el alumno reflexiona y valora su actuación.
  • Está formada por la observación, el análisis y la valoración por parte del propio individuo de su proceso de e-a, a partir de estimar, apreciar...los conocimientos, las actitudes y rendimientos logrados durante un tiempo.
  • Evaluación que hace uno sobre sí mismo y su proceso de aprendizaje, con el fin de comprobar si ha cumplido lo marcado, así como conocer y mejorar el proceso educativo.

A partir de que los alumnos presentan este conjunto de definiciones les proponemos, a través de un grupo de discusión que nos aclaren algunas de las expresiones utilizadas. Mientras que algunos consideran que la autoevaluación puede ser un método o técnica que ayuda a que los propios alumnos revisen su propio conocimiento; para otros, ésta representa un proceso que exige que el alumnado vaya pasando por diferentes etapas: reunir la información, contrastarla con unos baremos, valorarla (en relación a unos objetivos inicialmente previstos o compromisos personales-grupales) y por último, emitir un juicio personal.

También resaltan otros procesos que se vinculan con esta actividad como son: la reflexión personal de cada uno de los alumnos (antes de emitir ese juicio cada alumno debe valorar su aprendizaje y contrastarlo con su evolución, expectativas, incluso se puede llegar a comparar con otros compañeros que han ido compartiendo sus tareas de aprendizaje). Algunos de ellos reconocen la difícil situación que les plantea la necesidad de tomar decisiones antes de que otros lo hagan, confiesan faltarles referentes, tener miedo a sobrevalorarse o emitir una calificación por debajo de lo que realmente se merecen.

Otro aspecto objeto de revisión es la necesidad de negociar o consensuar los criterios para autoevaluarse, de qué forma el profesor condiciona a los alumnos con un listado de posibles criterios, o si hay que esperar a que éstos partan de los propios alumnos. Aunque si bien es cierto que al comienzo del curso se indican posibles compromisos que pueden llegar a establecer los alumnos como propios, también es verdad que cada uno tiene opción de elegirlos y, a su vez, darles nada o algo de valor. Igualmente, este proceso se podrá modificar a lo largo del curso, dejando libertad al alumno para establecer sus propios criterios. Para, al final, encontrarnos con dos listados: uno el establecido personalmente por cada alumno, y el pactado o negociado por todo el grupo (ya que esto facilita un trabajo de grupo).

3.2.- Finalidad de la autoevaluación:

  • Conocer y mejorar el proceso educativo de cada uno.
  • Fomentar la educación democrática-humanista, con unos derechos y deberes por cumplir.
  • Que el alumno se responsabilice de su desarrollo a la vez que desarrollen valores educativos como la autonomía, honradez, análisis crítico, etc., vitales para su desarrollo integral.
  • Crear individuos responsables y autónomos, capaces de emitir un juicio valorativo acerca de sí mismos.
  • Desmitificar el significado de la evaluación ligado a exámenes y notas numéricas.
  • Fomentar el espíritu crítico y reflexivo del alumnado, y su sinceridad que le ayude a conocer sus fallos y las posibles mejoras.
  • Cuestionar la evaluación tradicional, no dejando que sea sólo labor del profesor.
  • Comprobar el cumplimiento de sus objetivos.
  • Dar oportunidad al sujeto de desarrollar y poner de manifiesto la capacidad de ser crítico consigo mismo.
  • Fomentar sus propios principios pedagógicos.
  • Ayuda a que el alumno tome conciencia de su proceso educativo para mejorarlo. Mejorar su dignidad y crear o reforzar una actitud crítica.
  • Despertar la capacidad crítica, su evolución como persona y su propia educación.
  • Tratar de ver lo que uno aprendido sin engañarse y con el fin de mejorar.
  • Ayudar a prepararse para responder a las cambiantes y crecientes demandas de la sociedad a la que sirve.

3.3.- Principios que se atienden desde la autoevaluación.

  • Todas personas están dotadas de dignidad.
  • Desde una acción democrática debemos favorecer entre el alumnado su participación real y efectiva en el gobierno de las clases, dentro de un ambiente de libertad y justicia.
  • Igualmente, es preciso desarrollar la autodeterminación que ayude a esos alumnos a ejercitar sus propios derechos y de autorregulación a través de poner en práctica sus deberes, desde un proceso educativo coherente.
  • Capacidad crítica, autonomía, responsabilidad y objetividad ante un conjunto de compromisos fijados previamente. Sinceridad, honestidad y humildad. Compromiso. La innovación. Principios éticos. Igualdad. Autogestión. Trabajo y esfuerzo. Diversidad.
  • Capacidad de juzgarse a uno mismo. Tolerancia y diálogo. Justicia.
  • Cumplimiento de los compromisos pactados previamente.
  • El reconocimiento de los derechos de los demás.
  • Atender las características personales de cada alumno.
  • El profesor debe respetar la opinión del alumno.
  • Justa por parte del alumno y de respeto por el profesor.

3.4.- Proceso a seguir en la autoevaluación.

  • Deconstrucción del mito maestro como autoridad institucional, a partir de alternativas democráticas humanizadoras.
  • Práctica de la pedagogía de la autodeterminación y la autorregulación en el aula.
  • Iniciar con un proceso de concienciación en el alumnado del concepto de autoevaluación, desarrollo de los principios pedagógicos, juzgar el proceso y no el producto.
  • Consensuar los criterios mediante los cuales regiremos la autoevaluación, comprobar su cumplimiento para luego calificarse y presentar los resultados en asamblea delante del resto de la clase.
  • Concienciarnos sobre lo que representa la autoevaluación, definir los compromisos, recoger la información que nos ayude a comprobar el cumplimiento de esos compromisos, procesamiento y análisis de los datos, emitir un juicio o calificación final.
  • Establecer los compromisos y definir cada uno de ellos, determinar cuáles de ellos se han conseguido.

Para los alumnos es bueno que el profesor les ayude a fijar unos criterios para poder llegar a autoevaluarse ya que para ellos este tipo de forma de valorar sus aprendizajes es nuevo y, por tanto, sin esa información previa del docente nunca podrían haber llegado a ese tipo de criterios comunes y particulares para hacerla efectiva. Igualmente, desde esos criterios los alumnos reconocen haber modificado su forma de actuar en el aula: en la forma de participar, de relacionarse con los demás, a la hora de adquirir unos conocimientos que tienen más interés para su futuro desarrollo profesional que el sólo aprendizaje de unos contenidos tradicionales para responder a las preguntas de un examen final.

Al fijar esos compromisos al comienzo del curso, junto con el profesor, les exige reflexionar sobre sus futuras competencias profesionales (Cuáles serán sus exigencias para ser buenos profesores). Hay alumnos que precisan de esa guía para poder dar importancia a aspectos que para ellos eran secundarios y alejados de la exigencia profesional (participar activamente en las clases dialogando, señalando sus opiniones, cuestionando el trabajo del profesor o de algunos de sus compañeros, etc.).

Las pautas que propone el profesor (vinculadas a los contenidos a aprender, la metodología a seguir, los criterios y compromisos para evaluar, etc.) y que serán negociables durante el curso hasta alcanzar más o menos presencia o importancia en los alumnos. Esto sin duda, estará condicionado por su capacidad crítica o de responder a la dependencia del profesor (alumnos con mayor capacidad de tomar decisiones o autonomía ante las propuestas del profesor).

3.5.- Ventajas e Inconvenientes de la autoevaluación:

a) Ventajas para el profesor:

  • Menor protagonismo en las clases.
  • Metodología más fácil.
  • Pedagogía innovadora para que los alumnos la puedan aplicar.
  • Acercamiento a los alumnos (afectividad).
  • Mayor conocimiento de los alumnos y de su trabajo, haciéndoles protagonistas de sus aprendizajes. Menor relación bancaria.
  • Los alumnos adquieren un mayor espíritu crítico, autónomo, responsable, sinceridad, etc. Les ayuda a madurar y a respetar a sus compañeros. Negocia y dialoga con el alumnado sobre lo criterios y aspectos a evaluar.
  • Calificaciones más objetivas.
  • Permite conocer el nivel de reflexión, honestidad y sensatez de los alumnos. Mejoran la capacidad de razonamiento y reflexión. Promueve la empatía.
  • Se valoran más aspectos en la evaluación. Educa en la coherencia y en democracia.
  • Se corrige menos.
  • Desarrolla los aspectos críticos del alumno, posibilita su libertad de expresión.
  • Se favorece la confianza entre el profesor y los alumnos.
  • Atiende la diversidad del alumnado.

b) Ventajas para el alumnado:

  • Desarrolla el espíritu crítico, la responsabilidad, autonomía, etc.
  • Muestra al profesor sus intereses por la materia.
  • Estimula el aprendizaje significativo.
  • Desarrollo de la persona.
  • Elimina el miedo a la evaluación y la imagen del profesor como examinador.
  • Toma conciencia de su trabajo.
  • No le imponen la nota.
  • Regulo mi esfuerzo y dedicación. Aprendo a autoevaluarme.
  • Puedo engañar al profesor poniéndome la nota que quiero.

c) Inconvenientes para el profesor:

  • Debe evitar que los alumnos no se tomen de forma responsable este proceso.
  • Debe llevar el control del grupo.
  • No terminar poniendo la nota en contra de los alumnos.
  • No volver a repetir si funciona mal.
  • Las exigencias de las instituciones educativas tradicionales.
  • Requiere de una formación previa para regular este proceso.
  • Debe mantener la credibilidad entre los alumnos.
  • Exige un seguimiento diario de los alumnos.
  • Hay alumnos que no adoptan un criterio justo sobre su trabajo.
  • Exige un proceso de aprendizaje para el alumno para que cambie su mentalidad.
  • Tiene que aceptar resultados injustos. Generar discrepancias.

d) Inconvenientes para el alumnado:

  • Perder el sentido de la realidad.
  • Preocuparse solamente por la nota.
  • Conflictos entre los que actúan honestamente con aquellos que no respetan los principios de la autoevaluación.
  • Implica más trabajo que con el método tradicional.
  • Producir situaciones injustas.
  • Debe conocerse bien para evitar faltas de coherencia e irresponsabilidad.
  • Se parte de un trabajo más constante y continuado.
  • No siempre se está preparado para autoevaluarse.
  • No siempre hay coincidencias entre profesor –alumnos.
  • Se infravalore o supervalore.
  • No saben actuar de forma independiente.
  • Más trabajo para hacer un seguimiento de su labor.
  • Falta de confianza en el proceso y en el profesor.
  • Uno termina engañándose a sí mismo.

Bibliografía:

BRETONES ROMÁN, A. (2002): “La participación del alumnado en la evaluación de sus aprendizajes”. Revista Kikiriki –Cooperación Educativa, nº 65 (6-15). Ed. MCEP. Morón (Sevilla).

ELLIOTT, J. (1986): “Autoevaluación, desarrollo profesional y responsabilidad”. En Galton, Moon. “Cambiar la escuela, cambiar el currículum”. Barcelona. Martinez-Roca.

FERNÁNDEZ-BALBOA, J-M. (2005): “La autoevaluación como práctica promotora de la democracia y la dignidad”, en Sicilia,A. y Fernández-

Balboa, JM (coord.) “La otra cara de la educación física: la educación física desde una perspectiva crítica”. Inde. Barcelona.

FRAILE, A; ARAGÓN, A. (2003): “La autoevaluación a partir de los compromisos de los estudiantes de educación física”. Actas XXI Congreso Nacional de Educación Física. Universidad de la Laguna. Tenerife. CD-R.

FRAILE ARANDA, A. (2006): “Cambios en el aula universitaria ante los nuevos retos europeos”. En Tandem, 20 (57-72). Ed. Graó. Barcelona.

FREIRE, P. (1990): “La naturaleza política de la educación”. Madrid. Paidos – MEC.

FREIRE, P. (1997): “A la sombra de este árbol”. Barcelona. El Roure.

LÓPEZ PASTOR, V. M; RUEDA CAYÓN, M. A. (1995): “Autoevaluación en la formación inicial del profesorado de Educación Física: una propuesta de actuación”. Actas XIII Congreso Nacional de Educación Física de E.U. Magisterio. Zaragoza. Universidad de Zaragoza (291-298).

LÓPEZ PASTOR, V. M. (1999): “Prácticas de evaluación en Educación Física: estudio de casos en Primaria, Secundaria y Formación del Profesorado”. Tesis doctoral editada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valladolid. Valladolid.

LÓPEZ PASTOR, V. M. (2000): “La Evaluación Compartida”. Morón de la Frontera (Sevilla). MCEP.

LÓPEZ PASTOR, V. M. (2004): “La participación del alumnado en los procesos evaluativos: la autoevaluación y la evaluación compartida en educación física”. En Fraile Aranda, A: “Didáctica de la Educación Física: una perspectiva crítica y transversal”. Ed. Biblioteca Nueva. Madrid. (265-291).

PASCUAL BAÑÓS, C. (2000) “La pedagogía crítica, una cuestión de ética”. En Contreras (coor.) La Formación Inicial y Permanente del Profesorado de Educación Física. Ed. Universidad de Castilla-La Mancha. Cuenca (73-93).

RIVERA, E; DE LA TORRE, E. (2003): “¿Formar docentes o formar personas? La formación inicial del profesorado ante los restos del nuevo marco educativo”. Actas XXI Congreso Nacional de Educación Física. Universidad de la Laguna. Tenerife.

ROVIRA, M. (comp.) (2000): “Evaluación como ayuda al aprendizaje”. Ed. Graó. Barcelona.

VELÁZQUEZ BUENDÍA, R; MARTÍNEZ GORROÑO, M. E. (2004): “La autoevaluación y la coevaluación en el aprendizaje autónomo y cooperativo (u otra forma de plantear la enseñanza y el aprendizaje de contenidos de condición física)”. En HERNÁNDEZ ÁLVAREZ, J. L; VELÁZQUEZ BUENDÍA, R. (coord.): “La evaluación en educación física. Investigación y práctica en el ámbito escolar” (pp. 293-322). Barcelona: Graó.